Páginas

jueves, 12 de septiembre de 2013

La Limosna, la Caridad y el Perdón



Si encontramos un proceder semejante en todas las creencias, religiones y ámbitos sociales, es la prestación de ayuda los necesitados. Bien sea a personas desamparadas, en situación de precariedad económica, impedidas física o psíquicamente; o bien a Instituciones dedicadas a cooperar en la asistencia a pobres y enfermos, así como al desarrollo de la humanidad en todos los ámbitos, cultural, social, espiritual, etc..

Existen distintos modos de contribuir al amparo y progreso de estas personas o Instituciones :

1. A través de una aportación económica, dineraria o en especie.

2. Mediante la prestación de un servicio de carácter personal.

3. Una combinación de las anteriores.

Pero realmente, el tipo de conducta que se le supone característica a los agentes sociales es la “egoísta”, en el sentido de que el individuo persigue exclusivamente un fin solo en cuanto que le reporta satisfacción, y sin tener en cuenta las consecuencias de su actividad sobre los demás[1].

Entonces, ¿porqué la limosna?. La aportación económica (diríamos eco-anímica) presupone en el aportante un potencial de pago, que otorga a esa capacidad el significado de sacrificio y que le confiere una sensación de bienestar subjetiva, experimentada por su contribución.

La limosna se proyecta directamente hacia un fin: paliar las carencias financieras del destinatario de la misma, sin entrar en si realmente ésta será aplicada a su objetivo.

En cambio, la prestación de un servicio de carácter personal va más allá del aspecto monetario. La realización de cualquier tarea es susceptible de valoración económica, al ser el trabajo uno de los factores de producción.

Es aquí donde encontramos una diferencia entre limosna y caridad, que si bien parecen ser sinónimos, en realidad no lo son. El concepto de caridad es más elevado, implica no solamente el aspecto económico, sino también la prestación de servicio y asistencia al necesitado.

El primer diezmo registrado en la Biblia fue el dado por el patriarca Abraham al sacerdote Melquisedec en acción de gratitud, tiempo antes de que se instituyera el diezmo para los sacerdotes levitas. (Génesis 14:20)





La limosna en el Cristianismo

La encontramos mezclada con la Caridad, se observa con frecuencia en la Sagrada Escritura que advierte a los judíos de la necesidad de prestar asistencia a los pobres, a las viudas, a los huérfanos y a los extranjeros (Deuteronomio cap. 10 y 11), (Eclesiástico, cap. 4, v. 1), etc. Igualmente, Jesucristo en el Evangelio, hizo aún más conocida y clara la necesidad de esa práctica.

Dice San Agustín:

Dar de comer, al que tiene hambre, de beber al que tiene sed, vestir al desnudo, dar posada al pasajero, refugiar a un fugitivo, visitar a un enfermo o un preso, rescatar un esclavo, sostener a un débil, guiar a un ciego, consolar a un afligido, curar a un herido, enseñar el camino al que se pierde, dar un consejo al que lo necesita y el alimento a un pobre no son las únicas especies de limosna, sino perdonar al que peca o corregir cuando hay autoridad para ello, olvidar la injuria que se recibió pidiendo a Dios que le dispense favores al que se la hizo; éstas son obras de misericordia que se pueden mirar como limosnas. (Lib. de Fide, Spe et Charit. , cap. 72, núm. 19).

En las Iglesias cristianas protestantes, el diezmo logró una aceptación importante. Doctrinalmente ciertas ramas lo respaldan al sugerir la existencia de mandamientos fuera de la ley mosaica que se consideran universales. Es decir, los miembros y seguidores apoyan económicamente a sus iglesias como una responsabilidad ante Dios. Así la misma Biblia lo indica, por ejemplo en la famosa cita de Malaquías 3:10 donde se indica explícitamente para qué se usa el diezmo, pero aun así Dios promete una bendición especial para quien lo haga:

"Traigan íntegro el diezmo al alfolí[2], y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde".

En 2da de Reyes 12:9, se nos narra como el sumo sacerdote Joiada tomó un arca e hizo en la tapa un agujero. Allí los sacerdotes ponían todo el dinero que se traía a la casa de Jehová.



La limosna en el Judaísmo

Es deber de toda persona judía separar el diezmo Maaser[3] de sus entradas monetarias.

La propia ley de caridad Sedaka[4], si existen las posibilidades, la gran Mitzva[5] es dar un 20 por ciento de las entradas y lo mínimo es dar un 10 por ciento de las mismas. Un necesitado esta exento de dar Maaser. De todas formas es conveniente que de por lo menos un tercio de un Shekel al año para cumplir con la Metzcva de Sedaka (Shekel= moneda de plata pura de aproximadamente 20 gramos).

Este texto en sefardí nos dice:

“Kontinuando kon muestras tradisyones mensyonaremos la “Tsedaka”, ke es una preskripsyon de la Ley, una “Mitzva”. Aki transferando su simple definisyon ke tomi de la “Halila”, puedemos dizir ansi: “ Sedaka” es la solidaridad entre los miembros de una Komunidad para el apoyo i ayudo del menesterozo”. Kuando dizimos sedaka, antes de todo pensamos: dar ayudo materyal al ke tyene menester. Kon tyempo me rendi kuento ke no es tan simple...

Desde la “Antiguedad”, komo todas las “Mitzvot” ke konserna el Judaizmo, i la Tsedaka tyene sus raizes, sus manaderos en la Tora. Ansi meldamos: “Kuando vas azer la rekolta en tu pais, desharas un kanton de tu kampo sin rekoltar i no arrekojeras lo ke kedo de los granos por rekoltar... Abandonaras esto para el prove i el estranyero..” (Vayikra 19: 9-10[6]).”



La limosna en el Islam

En la religión musulmana la limosna o "Zakat" es el tercero de los Pilares del Islam. Existe la limosna obligatoria que se paga a través del estado (al ministerio de Asuntos Religiosos), generalmente en la fiesta de la Ashura[7].

La limosna o azaque (زَكاة [zakāt]; probidad) es el tercer pilar del islam. El Corán se refiere a ella en más de 80 ocasiones.

Los musulmanes deben dar cada año una limosna a las personas más pobres de su comunidad, empezando por familiares y vecinos. El montante del azaque se establece idealmente en una cuarentava parte de los ahorros (es decir, un 2,5%) siempre y cuando éstos superen determinada cantidad. La limosna puede hacerse en dinero y en especie: no sólo las rentas económicas son computables, sino también el ganado, las mercancías, los minerales extraídos, los frutos y los cereales.

Las finalidades de la limosna son, según la doctrina musulmana, limitar la acumulación de riquezas, purificar el alma de la avaricia y la codicia, ayudar a los pobres y necesitados, crear espíritu de comunidad y ayudar a la creación de obras de utilidad pública como escuelas u hospitales.

“Dijo el Profeta –la paz sea con él- : “El hombre dice: ‘¡Mi fortuna! ¡Mi fortuna!’ Pero ¿acaso tienes otra fortuna excepto por la que gastas en caridad, y de esa manera se eterniza, lo que vistes y se desgasta, y lo que comes?”

Aparte del zakat, el Corán y la tradición del Profeta Muhámmad (la Sunnah), también acentúan la sadaqah o contribución voluntaria para los más necesitados. El Corán enfatiza la importancia de alimentar a los pobres, la vestimenta para los que carecen de ella, la ayuda a los deudores; cuanto más una persona ayuda, más Dios ayuda a esa persona. Quien cuida de las necesidades de las personas, Dios cuida de sus necesidades.



La limosna en el Budismo

Adopta una posición pasiva, es decir, receptora. Dada la particularidad de esta religión y por su propia naturaleza, donde el practicante devenía en pobre, el monje no debía tener hogar alguno, debía “dejar el hogar, lleno de fe”, vivir en “la selva, al aire libre, al pie de un árbol”. Para los budistas, la vagancia y la mendicidad eran el origen de muchas virtudes. No obstante, la práctica de la mendicidad fue abandonada poco a poco, pasando a residir en monasterios; instituciones, éstas a su vez, que se nutrían de las limosnas.

El budismo contempla a la Generosidad, Honestidad, Paciencia, Sabiduría, Esfuerzo y Amabilidad, como virtudes o perfecciones que se deben cumplir para purificar el karma y vivir una vida sin obstrucciones en el camino al bodhisattva (iluminación).




La limosna en el Hinduismo

Es costumbre dar limosnas a los pobres y dar donativos que son empleados en el servicio del templo y para alimentar a los necesitados. Se destinan grandes cantidades de dinero para la construcción de templos o para ayudar a los peregrinos.

La “Dâna” es Caridad, ejercicio de la limosna, dadiva de generosidad, una de las virtudes que según el budismo debe practicarse y es la primera de las “Seis Paramita” o perfecciones .

Esta forma de acto religioso denominado dâna está muy extendido entre los hindúes. La noción subyacente a la práctica de la beneficencia es que la riqueza material de nada servirá después de la muerte. Por ello, hasta los más pobres suelen practicar la caridad y los donativos. La caridad no sirve de mucho, según la ley del karma, cada persona tiene lo que se merece y no puede escapar de las consecuencias de sus actos. Si un hombre es pobre lo es por sus merecimientos. Si se practica la caridad es por practicar la virtud de la generosidad y así evolucionar espiritualmente.


La limosna en el Sintoísmo

Sintoísmo, es el nombre de la religión original, nativa del Japón. Incluye la adoración de los kami o espíritus de la naturaleza. Algunos kami son muy locales y son conocidos como espíritus o genios de un lugar en particular, pero otros representan objetos naturales mayores y procesos, por ejemplo, Amaterasu, la diosa del Sol. Es considerada la religión originaria de Japón, un culto popular que puede describirse como una forma sofisticada de animismo naturalista con veneración a los antepasados, profundamente identificada con la cultura japonesa. Aunque el sintoísmo no se basa en dogmas o en una teología compleja, a los japoneses les ha dado un código de valores prácticos, ha moldeado sus comportamientos y determinado su forma de pensar.

Desde la entrada del budismo en Japón en el siglo VI, este ejerció una profunda influencia sobre el Sintoísmo, aunque éste también se modeló adaptándose en este país hasta darle una forma característica, por lo que la limosna se práctica más como un código de valor, que como una imposición religiosa.



EGIPTO (ANTIGUO)

En algunas inscripciones funerarias de 2400 a.C. aparecen enumeradas las obras de caridad del difunto como un titulo que éste alega ante el <<Gran Dios>>. La fórmula “Yo di pan al hambriento, vestidos al desnudo. Yo transporté al que no tenía barca”. se hizo tradicional, y aparece en el Libro de los Muertos. A partir de 2000 a.C. se impone la convicción de que las buenas y malas obras de cada individuo son valoradas en el juicio que sigue a la muerte (Juicio de los muertos [Egipto]). [8]



GRECIA y ROMA (ANTIGUAS)

La religión y la filosofía griegas no recomendaban con mucho entusiasmo las obras de caridad. Sin embargo, los extranjeros y los mendigos estaban bajo la protección de Zeus Xenios, y es significativo al respecto del relato de la Odisea, sobre la forma en que es recibido Ulises cuando llega a su casa disfrazado de mendigo. Atenas tenía implantado un procedimiento oficial para socorrer a los enfermos pobres, con tal de que fueran ciudadanos. El estoicismo fomentó el sentimiento de responsabilidad para con los demás, que más tarde encontraría expresión en la sentencia del emperador Marco Aurelio: «Venera a los dioses, salva a la humanidad”. Los magistrados romanos se preocupaban mucho de la beneficencia pública, pero en este caso se trataba casi siempre de un medio para satisfacer las ambiciones políticas. Durante el Imperio se cuidó mucho la institución llamada alimenta; se trataba de fundaciones para proporcionar socorros a los niños pobres, pero también en este caso intervenían los motivos políticos, en el sentido de que había una gran preocupación ante la baja de la población. También habla sociedades que aseguraban el decoroso entierro de sus miembros.



Para concluir, este aforismo que nos ofrece un filósofo del Talmud

La más noble de las caridades es impedir a un hombre el aceptar la caridad, y las mejores limosnas consisten en enseñar y preparar al hombre a evitar las limosnas


Que los lectores mediten sobre este contenido y per-donen


[1] Introducción a la Economía Política – Juan Torres López – Editorial Civitas 1992 – página 148

[2] En el concepto bíblico, el alfolí era una especie de receptáculo o granero que se usaba para que el pueblo de Israel depositara sus ofrendas y diezmos de todas sus cosechas´.

[3] Diezmo

[4] Ley de la caridad

[5] Prescripción de la Ley

[6] Levítico

[7] Para los musulmanes sunitas, Ashura es un día de ayuno; conmemoran así el ayuno con el que Moisés agradeció la liberación del pueblo de Israel de manos de los egipcios. En la conmemoración y observación de Ashura, los chiitas recuerdan el asesinato del Imán Husein, al que consideran sucesor legítimo del profeta Mahoma, del que era nieto. Husein murió junto a 72 seguidores en un combate de 10 días en el año 680.

[8] S. G. F. Brandon, The Judgment al the Dead (1967) Clp. 2.

No hay comentarios:

Publicar un comentario